miércoles, 28 de septiembre de 2011

PSU Encubre la Brecha Escolar

La PSU es un recurso que amortigua
artificialmente la abismal brecha de resultados
de la trayectoria escolar chilena. No se trata
solamente de que los colegios privados obtengan puntajes más altos
que los municipales: el punto es que la PSU tiende a invisibilizar un
abismo mucho mayor.
Este mecanismo de encubrimiento opera por dos vías. Por una
parte, hay un puntaje mínimo que garantiza al examinado partir
sobre los 150 puntos. Si esa curiosa subvención evaluativa no
existiese, la brecha de resultados entre los estudiantes más pobres y
más ricos exhibiría cifras todavía más lamentables. El segundo
artificio consiste en exponer alternativas múltiples, lo que inhibe la
posibilidad de examinar la capacidad de resolver problemas, la
creatividad del razonamiento, el acervo más allá de lo que se
consulta y las facultades para desarrollar y exponer ideas. ¿Qué
pasaría si el proceso de evaluación fuera oral y sin alternativas
múltiples? Una pista la arroja la recién concluida final metropolitana
de las Olimpíadas del Conocimiento, que tiene esas características y
examinó a escolares de 4 colegios sobre temas de actualidad
contenidos en dos diarios y una revista en un período de tres
semanas, es decir, un campo mucho más acotado que el de la PSU.
En esa fase se enfrentó un colegio particular pagado, Los Andes, y
tres municipales: Instituto Nacional, Augusto D’Halmar y Valle
Hermoso. Lejos de imponerse el liceo fundado por J. M. Carrera, el
primer lugar lo obtuvo Los Andes, correspondiendo al emblemático
establecimiento edilicio sólo el tercer puesto, de 4. Pero el verdadero
problema se produjo al observar los resultados. En la última PSU, el
máximo puntaje posible fue efectivamente alcanzado por 520 de los
290 mil postulantes. En estas Olimpíadas, en cambio, de 106 puntos
posibles, Los Andes logró apenas 87; Augusto D’Halmar, 75;
Instituto Nacional, 58, y Valle Hermoso, 37. Si aplicásemos una
escala de 0 a 7, obtendrían, respectivamente, estas notas: 5,7, 4,8, 3,6
y 2,3. Y no son estudiantes “promedio país”, sino 5 jóvenes por cada
establecimiento, elegidos por éste justamente para
conseguir… el mejor puntaje posible. Juzgue el
lector.




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