Apresuradas
cuentas alegres había sacado el Ministerio de Educación (MINEDUC) respecto del
último informe sobre Chile divulgado por la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE). Basándose en datos preliminares divulgados a
modo de síntesis por la prensa local, la autoridad intentó destacar para el
país un supuesto acceso equitativo a los distintos niveles de enseñanza por
parte de los diferentes sectores socioeconómicos. Se trató, sin embargo, de un
error de proporciones, pues el incremento de la escolaridad, medida en años, es
una tendencia mundial que en modo alguno se explica a partir de un acceso
equitativo a la formación.
El
vergonzoso desliz oficial, que buscaba festejar, se encontró primero con la
respuesta de los especialistas chilenos, que no ahorraron términos para
referirse al asunto. Para el director del Observatorio de Políticas
Educacionales de la Universidad de Chile (OPECH), Jesús Redondo, a lo sumo se
ha estado “aumentando la tasa de permanencia y años de escolaridad para las
nuevas generaciones”, pero, al exhibir, simultáneamente, los niveles de
segmentación más altos del planeta en el área, “está ocurriendo un aumento de
la inequidad (sic) en el tipo de educación que está obteniendo cada clase
social”. Con todo, el insostenible entusiasmo oficialista alcanzó también al
matutino El Mercurio, que se atrevió a afirmar que Chile tenía un acceso más
igualitario a educación que el promedio de la OCDE, sosteniendo que mientras
para el bloque la media en el Índice de Gini era de 0,13, para el país ascendía
a 0,14. Por cierto, el error no tardó en copar las redes sociales, pues, como
bien explicó el Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo
(CENDA), el coeficiente de Gini, medida empleada para calcular,
comparativamente, la desigualdad social, “se debe leer al revés, es decir,
cuando alcanza su valor máximo de 1 significa desigualdad absoluta, mientras
que el 0 es el equivalente a igualdad absoluta” (radio.uchile.cl, 19 de
septiembre).
El
MINEDUC quiso creer, y hacer creer, que la comunidad internacional vendrá a
felicitar a sus conductores por las orientaciones que se ha dado a la cartera.
Pero las conclusiones evacuadas este año por la propia OCDE dicen otra cosa
para Chile. Los resultados para el país en materia de educación “aún están por
debajo de la media” del bloque, dijo la corredactora del informe Aída Caldera,
quien advirtió que, en lugar de contabilizar el número global de matriculados,
Chile debe hacerse cargo de las consecuencias de un modelo socioeconómico
inspirado en la desigualdad. “Las características socioeconómicas de los niños
tienen un impacto bastante grande sobre los resultados académicos y hay que
hacer algo para mejorar esto”, señaló. En ese sentido, no es aceptable el
discurso que pretende instalar la idea de que salir de la debacle educativa en
que se encuentra el país depende simplemente de iniciativas técnico-pedagógicas
a implementar en los diversos establecimientos. No. La “innovación” en el aula
no tiene sentido, salvo cumplir su rol de propaganda, si estudiantes y
profesores exhiben una situación social deficitaria. ¿Un texto con más colores?
Primero, una reforma tributaria. Como también indica el documento de la OCDE en
la parte de la que el MINEDUC no se hizo eco, en Chile “el sistema impositivo
hace muy poco para redistribuir la riqueza”.
___________________________________________________________________________
“Ves cosas y dices: ¿por qué? Pero yo
sueño cosas que nunca fueron y digo: ¿por qué no?”
George Bernard Shaw
No hay comentarios:
Publicar un comentario