Un total de 120 profesores comenzaron a efectuar clases en las calles de
España para sumarse así a las protestas estudiantiles desarrolladas en ese país
contra los recortes presupuestarios que, invocando la crisis, ha introducido la
autoridad. Una charla titulada Macroeconomía
para entender un telediario y el seminario La Metamorfosis, de Kafka, son algunas de las ponencias a las que,
por ejemplo, en Sevilla, pudieron asistir los transeúntes. Y es que el Palacio de La Moncloa está
traspasando los costos del modelo progresivamente a los educandos. Hasta ahora,
los universitarios debían desembolsar en promedio el 15% del financiamiento de
sus estudios; con las nuevas medidas oficiales, dicho índice se elevará a 25%,
además de verse reducidas las becas y las plazas laborales del profesorado,
especialmente en Ciencias. Borja Andino, del Consejo Social de la Universidad
Autónoma de Madrid, ha señalado que la drástica reducción presupuestaria tendrá
efectos peculiarmente funestos en materia de investigación, pues la nueva
modalidad, que encarece estructuralmente el cobro de una segunda o tercera
matrícula, desincentivará de manera radical la inscripción estudiantil en
programas de magíster y doctorado (elmundo.es, 23 de mayo).
En América, en tanto, comienza a decantarse un panorama análogo. En
Quebec, el alza en los cobros de escolaridad costó el cargo a la ministra de
Educación, Line Beauchamp, tras varias semanas de paralizaciones estudiantiles
(France Presse, 14 de mayo). En México el gobierno empieza ya a imitar el
esquema chileno de utilizar las evaluaciones docentes como pretexto para bajar
sueldos y despedir a profesores. En este caso, el conflicto también se trasladó
a las calles del distrito federal, donde miles de maestros del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación ocuparon las principales avenidas
céntricas durante varias jornadas demandando el término del ardid
gubernamental. Ello, mientras en Bogotá la Federación Colombiana de Educadores,
que agrupa a 330 mil docentes, paralizó las escuelas del país en reclamo por
las condiciones laborales en el sector, donde el Ejecutivo pretende aumentar
unilateralmente el número de horas semanales de trabajo, a través de la
extensión de la jornada escolar y la reducción de la planta docente (Associated Press, 30 de mayo).
Basta conocer un poco siquiera la realidad chilena en materia de
educación para advertir de qué manera y hasta qué punto las pautas de la crisis
arrojan fenómenos análogos a los previamente descritos. Por eso, resulta
patético constatar cómo en este país, tras décadas de molicie en el área, con
municipalización, privatización y discriminación, los corresponsables de ello
comienzan a rasgar vestiduras. Las autoridades locales están furiosas porque la
nación acaba de caer 3 puestos en el Informe de Competitividad Mundial, que
preparan el International Institute of Management Development de Suiza y el
Departamento de Administración de la Universidad de Chile. La baja le dolió a
los dueños del territorio. Al respecto, léase la conclusión a la que llega
dicha unidad académica de la Casa de Bello: el país debe “realizar reformas
estructurales en educación” e “investigación y desarrollo” (latercera.cl, 30 de
mayo).
¿Era necesario, acaso, tanta revisión de lugares en un ranking para
llegar a ese corolario? ¿Si no hubiesen resentido los empresarios criollos
tales problemas de “competitividad” en su bolsillo, entonces la educación y la
investigación acá eran una maravilla o un ejemplo a imitar en los cinco
continentes? No. Para su modelo y sus intereses el asunto se intenta parchar
con una microscópica importación de cerebros.
"¿Beso? Un truco encantado para dejar de hablar cuando las
palabras se tornan superfluas"
Ingmar Bergman
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