domingo, 7 de agosto de 2011

Democratizar la Educación

“Nuestro régimen universitario es anacrónico. Está fundado sobre una especie de derecho divino; el derecho divino del profesorado universitario. Se crea a sí mismo. En él nace y en él muere. Mantiene un alejamiento olímpico”. La denuncia, suscrita en el Manifiesto de Córdoba de 1918 por líderes de un movimiento estudiantil que remeció al continente, cobra plena vigencia en el marco del debate abierto en Chile a propósito de la crisis educacional. El proceso de transformaciones que tuvo lugar entonces criticaba no sólo la mediocridad de los programas, sino también la arquitectura monárquica de sus aulas, en abierta contradicción con la institucionalidad republicana en que se anidaba el quehacer académico.
Esa misma unilateralidad define la situación actual en la materia: en vez del debate que debiera presidir la actividad docente, un monólogo que confunde el concepto de autoridad académica con la idea de despotismo. El sentido de comunidad participativa que ha de sustentar toda entidad educacional se basa en la posibilidad de promover un espíritu reflexivo que se haga cargo del proceso social en su conjunto. En esa perspectiva, los estudiantes han dado una lección notable, que debiera avergonzar a rectorías que jamás usaron la tribuna para denunciar las horrendas desigualdades que enfrenta la población, y que tampoco orientaron la actividad de sus respectivos campus hacia la investigación y elaboración de programas y políticas públicas que se hagan cargo de dar salida coherente a las urgentes demandas de la misma ciudadanía a la que se niega el acceso a la educación.
Por eso, ahora que el Mineduc ha dicho que el asunto se resuelve priorizando la repactación de deudores morosos del arancel y manteniendo en lo sustancial la gestión municipal de los colegios (La Segunda, 2 de agosto), una respuesta a la crisis debiera introducirse de lleno en reformas orgánico-constitucionales en tres sentidos. Por una parte, para que instituciones concretas del Estado se hagan cargo de dar a la educación el rango de derecho del que aún carece. Por otra, para hacer exigible el rol social a todo proyecto educativo. Finalmente, para que en la decisión sobre la marcha estratégica de tales entidades se consagre con voz y voto el aporte al debate que hace el conjunto de la sociedad.
*Academia Libre es una comunidad autónoma y democrática que promueve una educación pública y de excelencia, que busca aportar al análisis crítico y a la elaboración creativa para instalar el conocer en la perspectiva de la transformación y la justicia social.
Universidad pública, comunidad para el cambio. academialibre2011@gmail.com

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