“He decidido
declinar la invitación de asistir a la Feria Internacional
de Guadalajara pues, al margen de proteger mi estado de salud ante ese viaje,
también he concluido que no deseo involucrarme, directa o indirectamente, con
el actual gobierno. Este adolece de una falta de credibilidad que en la cultura
lo demuestra, entre otros aspectos, su política de adquisición de libros,
errada y parcial”. Con estas palabras, el destacado narrador chileno Germán
Marín rechazó los intentos del Ejecutivo por incluirlo en la delegación oficial
que por estos días concurrirá al más importante encuentro literario que tiene
lugar en América Latina (La
Tercera , 31 de octubre). En efecto, tras conocer la nómina de
116 títulos para adquisición resuelta recientemente por el Consejo Nacional del
Libro y la Lectura ,
el escritor y autor de Círculo Vicioso, El Palacio de la Risa y El Guarén, reaccionó
profundamente decepcionado de las orientaciones actualmente adoptadas en la materia.
“Demuestra una falta de preocupación por la literatura chilena”, concluyó.
De los 116 títulos, que el paciente
lector puede chequear por sí mismo a través del link http://www.cultura.gob.cl, sólo una decena
corresponde exclusivamente a literatura, y el resto es una impresionante nómina
de libros de autoayuda, de recetas de cocina asociadas a firmas comerciales de
consumo y de anécdotas del fútbol. Pero quizá lo peor sea la manera en que aparecen
catalogados como libros de ciencias volúmenes que en realidad no lo son.
Del mismo
modo, el ciudadano que recorra con la mirada esos títulos tendrá que constatar
hasta qué punto una publicación oficial se permite divulgar, sin vergüenza
alguna, un inventario nutrido de faltas de ortografía.
No están los
nombres que desearía una humilde biblioteca pública, pero sí los que entrevista
la televisión en sus programas de farándula local. Por cierto, el ítem
“Generalidades”, que incluye los libros de autoayuda y de esoterismo,
representan el 15% del total de obras seleccionadas. “Parece evidente que las
compras del Estado se han hecho en atención a las demandas del mercado”,
comentó en el Centro Cultural de España el crítico Ignacio Echevarría. El monto
global para adquisición pública ya es exiguo: apenas 450 millones de pesos,
para una lista en que ni Neruda, Mistral, Parra y Lihn juntos podrían
contrapesar siquiera la predilección que, en nombre del Estado, se hace por Los
Secretos del Feng Shui y Aromaterapia, o “Moneda Cósmica”, puestos en una serie
que hasta la mercantilista Cámara
Chilena del Libro tildó de “banalidades”.
Y he aquí un
problema de concepción de las políticas públicas de fomento de la lectura.
Cuando el actual Presidente Sebastián Piñera era aún candidato a la Primera Magistratura ,
desestimó introducir una rebaja del IVA a los libros y defendió, en cambio,
fondos como el actual, “con el que usted va a promocionar los libros que vale
la pena leer”. ¿Quién elegiría esos títulos? La gente, se respondió a sí mismo
Piñera. “Estoy seguro que elegirán bien. Porque lo he visto con mis ojos, los
libros que más se leen en las bibliotecas son los libros más valiosos”,
aseguró, justo antes de que las redes sociales virtuales despedazaran sus
palabras (Canal 13, 10 de noviembre de 2009).
Los libros
de autoayuda y esoterismo, que lideran los préstamos en el Bibliometro, por
ejemplo, deben ser, a juicio de la autoridad, lo más valioso de nuestra
bibliografía. Y, claro, alguien podría decir que el criterio del Consejo Nacional
del Libro y la Lectura ,
y de los que piden volúmenes en el Bibliometro, acertado o no, siguen la misma
pauta y que uno no es más grave que el otro. Pero no, Aunque se trata en ambos
casos de una constatación lamentable, la diferencia es que hay un buen número
de representantes del Consejo que deliberan, en nombre del Estado, y a los que
se les paga con el mismo impuesto ciudadano del que no se exceptúa al libro,
para decidir por nosotros qué es lo bueno y qué es lo malo. Señor Presidente,
si su propuesta es que “lo bueno” es mero resultado de la demanda, ¿para qué
sirve entonces el Consejo del Libro? Las fotografías incluidas aquí son
imágenes que corresponden a la realidad chilena de los días que corren cuando
publicamos este boletín: ¿elegir entre qué libros, si las orientaciones
resueltas y ya descritas están vaciando y cerrando las pocas estanterías que
aún incluían obras de interés? Salvo, por supuesto, que alguien crea que las
librerías cuyo frontis adjuntamos bajaron sus históricas cortinas capitalinas
porque Santiago se convirtió en la nueva Ciudad de las Luces.
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