El año escolar no ha comenzado para todos. En medio de la grave crisis educacional que vive un país cuyas autoridades creen que el proceso pedagógico debe ser negocio, alrededor de 5 mil estudiantes se encontraron, en lo que debía ser su primer día de clases, con la impresentable notificación de que su matrícula había sido cancelada unilateralmente (Prensa Latina, 6 de marzo). El motivo invocado por los directores de tales establecimientos fue la participación de los jóvenes en las jornadas de paralización y toma desarrolladas durante 2011, justamente cuando fue el movimiento estudiantil el que instaló en la agenda el debate sobre el miserable estado de cosas al que la institucionalidad ha reducido la enseñanza.
¿Dejar fuera de las aulas a quienes han defendido el derecho a una educación pública, gratuita y de excelencia? Es evidente que tales preceptos ni son relevantes ni han sido comprendidos en lo más mínimo por los alcaldes que promovieron esa política represiva. Pero, entonces, ¿por qué realmente reclaman para sí la tuición de las escuelas? Porque les resulta fácil convertir en feudo de sus intereses particulares un marco educacional que, al negar a profesores y estudiantes el derecho a participar, sustituye la función crítica que debiera ejercer la dinámica escolar por un ritual que promueve integrantes dóciles.
¿Cómo es posible, por ejemplo, que durante más de un mes los estudiantes del Liceo de Aplicación reciban, a modo de educación, las unidades de contenido a distancia, vía Internet, y que, para adornar el desastre, su director recurra al eufemismo de decir que los educandos “van a estar activos académicamente en forma no presencial”? (La Tercera, 2 de marzo). Lamentablemente, las expulsiones y los cursos por correspondencia están lejos de ser las únicas prácticas que van dando forma este año al insólito régimen feudal: abusando del precario acceso a útiles escolares de los estudiantes más humildes de la comuna de La Florida, su alcalde acaba de “regalarles” diez mil cuadernos que incluyen su foto y el lema “una nueva comuna será realidad” (cooperativa.cl, 9 de marzo). La ausencia de políticas públicas coherentes en educación llevan a eso, a un populismo que se burla de la pobreza.
“Nada tengo, nada dejo, nada pido. Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había” (Teresa Wilms Montt)
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