miércoles, 15 de febrero de 2012

El Crédito No Es para los Pobres


La Universidad de Chile, principal entidad del Consejo de Rectores, se ha quedado sin cifras para intentar sostener, en el discurso siquiera, un supuesto carácter público. Al contrario, la Casa de Bello no sólo toma distancia académica de los grandes problemas y desafíos de nuestra sociedad, sino que ha terminado subordinando sus grandes líneas de investigación a la privatizadora vía de la concursabilidad de fondos.
Pero eso no es todo y los hechos muestran que se trata de una tendencia sistemática que alcanza incluso la esfera de la composición social de su estudiantado. En efecto, un análisis efectuado por el Ministerio de Educación indica a quiénes está destinada esa educación universitaria que aún cree ser estatal. Según el informe, el 73% de los matriculados en esa corporación pertenece a los sectores más acomodados, abismo social que se incrementa al considerar que mientras el 36% corresponde al grupo ABC1 y el 37,1% al C2, sólo el 5,9% procede del segmento socioeconómico D y el 0,9% se circunscribe al grupo E. Del total, la mayoría dijo financiar sus estudios esencialmente a través de préstamos, pero lo más curioso es que el 25% de los educandos del ABC1 recibe algún tipo de beca. ¿Cómo? El sistema de Educación Superior chileno es financiado mayoritariamente por las familias y el Estado, mientras los bancos e instituciones orientadas al lucro se quedan con la ganancia”, acaba de señalar, al respecto, la CONFECH, al denunciar la situación.
Sin embargo, el engranaje diseñado para dirigir los fondos a los más pudientes es global y es en ese contexto que el número de estudiantes del quintil de ingreso más rico beneficiarios del Crédito con Aval del Estado se triplicó respecto del año anterior, pasando de 5.075 a 16.000. Y es que, por definición, el crédito convoca a quien exhibe capacidad de endeudamiento. Del mismo modo, por definición también, todo sistema de crédito es académica y socialmente inaceptable, tanto porque subraya la desigualdad como porque sustituye la capacidad que requiere la vida universitaria por la capacidad de pago que persiguen los garantes de este sistema. El crédito no es para los pobres y es éticamente inaceptable que las universidades que dicen ser públicas se hayan convertido en administradoras de la usura.



“El trabajo científico no debe considerarse desde el punto de vista de la utilidad directa” (Marie Curie)

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